Entrevistas

Esteban Rojas

por | Mar 2, 2022

Fotógrafo profesional chileno, nacido en 1987 en Santiago. Titulado en fotografía profesional en ARCOS y egresado en diseño multimedia. Trabajo dando clases particulares de introducción a la fotografía, como fotógrafo independiente y creador y editor de revista RESET. Seleccionado en visionado del FIFV 2019 y exposición en FOTOARICA 2021, entre otras actividades y colaboraciones

¿Cómo nace “Antrum”? ¿qué premedita esta obra que se convierte después en libro?

“Antrum” nace de la construcción autoral creada a partir de una trilogía de la noche en la ciudad. Luego del segundo trabajo me encontré con una noche, en clandestinos y antros, que era diferente a mi propia experiencia hace una década. Antiguamente solo se consideraban como lugares para seguir con el “carrete”, música envasada y “tribus urbanas” bien separadas. Sin embargo, ahora, estos lugares fueron tomados por jóvenes productoras que agregaban un toque más artístico, tanto musical, como de performance. Sin embargo, lo que más destacaba es que ya no era un lugar para seguir la fiesta, sino que era el primer y último lugar, y que tenía como gran característica una propia microcultura temporal.
La noche siempre ha sido fuente de inspiración para mí, la cual apliqué en estos trabajos bajo su esencia, en un imaginario que nos atrae e inserta en un mundo de misterio dentro de la ciudad, desde las posibilidades lumínicas artificiales propias de la noche, a los personajes que le pertenecen. De estas posibilidades surge la bohemia en la ciudad y sus distintos submundos. En lo que respecta a este proyecto, el tema se centra en una de las bohemias más ocultas: los clandestinos y antros de la nueva generación, en las que distintas tendencias culturales y musicales comparten un espacio formando una sola microcultura urbana y temporal, ya que persiste durante lo que dure el evento. Para mostrar la particularidad de estos espacios, el proyecto se centra en los personajes, los cuales son los que crean el ambiente dándole su propia vida o tendencia al lugar, en conjunto con la luz disponible que los envuelve. La luz existente genera colores propios, saturados y en contraste con la oscuridad permanente del lugar, de hecho, es la luz la que invade la oscuridad… lo oscuro prevalece. Los personajes al sumergirse en estos ambientes tienen expresiones marcadas y liberadas, sin prejuicios ni vergüenza, bajo el alero de la oscuridad y las sombras que los hacen sentir protegidos y la poca luz existente los dibuja con un alto contraste y un color saturado en el rostro. Estar en la bohemia de los clandestinos y antros es estar en un lugar enigmático, casi ficticio, en un imaginario que intenta transmitirte una sensación que no logras explicar en palabras. La luz se introduce en la oscuridad, como escenarios cinemáticos, formando escenas que te guían a un camino que no parece tener fin dentro de la oscuridad dominante.

 

A menudo las obras anteriores nos van diciendo cosas en cuanto al oficio y a los hallazgos, a la imaginación que provocan, cuéntanos cómo se dio ese proceso (describir la trilogía, y sus diferencias y similitudes).

La noche, como dije en la pregunta anterior, ha sido parte medular como inspiración en mis trabajos, partiendo con el fotolibro “islas de luz”, el cual nos lleva a un transitar nocturno por los espacios citadinos desprovistos de gente, solo sus huellas, por la que se generan sensaciones enigmáticas provocadas por la iluminación artificial entregando ciertos oasis lumínicos que se filtran en la oscuridad, conceptualizados como Islas de Luz. El segundo trabajo fue una exposición sobre noctámbulos tomando como definición a “todas las personas que realizan actividades tanto laborales como de recreación en la noche”. La idea es mostrar lo que normalmente se desconoce de ellos: el ambiente del noctambulo y su interacción con la noche. Un segmento importante de los noctámbulos citadinos son seguidores y creadores dentro del espectro musical, sector que logra tener sus propios nichos, donde compartirla y donde encontrar noctámbulos que trabajan con la música, como también otros que se recrean con ella. Es más, la música esta tan ligada a la noche que existe “El Nocturno”, género musical de gran sensibilidad y atractivo utilizado por los músicos y compositores reconocidos, John Field y Frédéric Chopin, que hacen referencia a la música hecha para la noche. La idea fue captar no tanto sobre el show en sí mismo, sino la vida nocturna del noctámbulo, cómo interactúa con la noche y su entorno. Para ello realicé un seguimiento a 4 diferentes personas con su propia tendencia musical: Drag Queen (Drag Love), que realiza un show musical transformista. A Mario Rojas, trovador y compositor, conocido por su cueca brava. A René Roco, Compositor de música electrónica y Dj, ganador del premio Pulsar. Por ultimo a Silke Furious, vocalista de la Banda chilena de Rock Causa de Muerte.
Con respecto al foto-libro “Islas de Luz”, el contenido refiere a la escena misteriosa o enigmática que tiene la noche en la ciudad. Dicho esto, me dije: tengo el paisaje, ahora me faltan los personajes, por lo que hice Noctámbulos y al momento de su ejecución me percaté de una nueva noche bohémica de la ciudad, de una noche clandestina actualizada, de una microcultura única y pasajera, que me llamó a crear Antrum, centrando la atención en las expresiones ocultas de los personajes en clandestinos y antros. En Islas de Luz es un transitar en paisajes nocturnos, Noctámbulos es un ensayo fotográfico, un seguimiento de la vida de específicos personajes, pero Antrum es un trabajo documental, bajo una mirada subjetiva del fotógrafo.

 

Hablemos de metodología de trabajo, ¿qué tuviste que hacer para llegar a construir esta obra, qué procesos destacarías? ¿Qué aprendiste de nuevo?

La metodología aplicada en este trabajo yo la dividiría en 3 grandes cosas. Primero en el acto fotográfico mismo, en la toma fotográfica. Me propuse que debía, primero, conocer el lugar, desde un nivel de observación más general, hasta sus detalles, fijándome en sus expresiones, luces y sombras de la escena, como también sentirme una pieza más dentro de la composición con el fin de unirme a la simbiosis del lugar. Ya luego de este proceso me lanzaba a la cacería de espacios y expresiones, luces y sombras, momentos y personajes que destacaban del ambiente. Segundo, fue llevar al límite la cámara. Esto conlleva conocer al revés y al derecho la misma, conocer sus límites e intentar sobrepasarlos realizando distintos ajustes y probando lentes. Ya cuando conoces de esta manera tu equipo, te vuelves más rápido al resolver situaciones extremas, ya que eso fue con algo que luché todo el proceso. Eran escenas lumínicas difícil de resolver, la oscuridad es lo que prevalecía. Tercero, y enlazado a lo anterior, algo que me ayudó mucho a romper los límites del equipo fue no descartar ningún recurso, tomando todo lo posible de los mal llamados errores fotográficos y usándolos a mi favor, incluso me ayudaron a potenciar mi trabajo. Esto fue inspirado también con un libro que llego a mis manos de Clement Cheroux sobre el error fotográfico.

 

A propósito de lo anterior y observando esas imágenes que implicaron una inmersión en el espacio y las dinámicas de lo clandestino, ¿Consideras que el fotógrafo aquí se transformó en una especie de actor de una danza y por qué?

En un principio, busqué realizar mi trabajo con una ética documentalista en la que hubiera el mínimo de pose o intervención de mi parte en la expresión o movimientos de los personajes. Para ello tuve que realizar una tarea de, más allá de invisibilizarme, fue de mimetizarme, es decir que se supiera que estaba ahí, pero que fuera uno más del público, que me obviaran como si fuera otro personaje más asiduo a estos lugares. Dicho esto, la vorágine del lugar, personas, luces y sombras, conversaciones y expresiones, bajo el alero de la música siempre sonando de fondo te lleva a una especie de danza, a un ritmo, que debes seguir para poder empatizar y comprender, mimetizarte y entender la particularidad de estos ambientes y su microcultura.

 

Has afirmado que tienes una ética documentalista, pero enfatizas la mirada subjetiva dentro de esa eticidad. ¿cómo se da esa subjetividad, cómo se concreta en la imagen?

En este trabajo tome la ética documentalista como recurso para trabajarlo, es decir que el fotografiado o lo fotografiado realice su acto de manera espontánea, en la que mi presencia pueda afectar lo menos posible a su expresión o pose, pero mi mirada, mi elección de qué fotografiar, de qué luces quiero que aparezcan, en pocas palabras de que toda la composición fotográfica esté fabricada desde mi mirada.
En los antros y clandestinos existe un ambiente particular, expresiones ocultas y microcultura única y temporal, elementos que yo quise interpretar bajo mi mirada y mi propio relato. Hay que entender también, que aparte de la mirada subjetiva en el acto mismo de la fotografía, existe también la narrativa que uno construye en un fotolibro, por lo que más allá de las fotografías individuales, también está la mirada subjetiva en la siguiente etapa al conjugar el conjunto de fotos y dar un cuerpo al trabajo.
En la imagen se percibe mi mirada, aparte de lo anteriormente dicho, porque si bien yo no figuro en las fotografías de manera directa, mi presencia se encuentra subyacente en la imagen percibiéndose en la cercanía que existe en la interacción con los personajes.

 

Hay toda una tradición occidental respecto al uso del claroscuro, ¿qué es lo que aporta Antrum a este legado?

El claroscuro aplicado a los altos contraste utilizados en mi trabajo es el recurso y técnica clave en él. En los clandestinos y antros la iluminación se caracteriza justamente por este contraste entre luces y sombras, por lo que la utilización del claroscuro es la técnica que debía usar y potenciar.
Ahora, la forma en la que realicé este trabajo fue apuntando a la anti belleza de las bellas artes, en lo que debería ser correcto o incorrecto en cuanto a una belleza normalizada. Generalmente la oscuridad en occidente es declarada como un elemento negativo intrínseco, alejada de lo que es la belleza. Siempre representamos al villano oscuro y a la heroína brillante y luminosa, a diferencia del oriente que no tiene este sesgo negativo hacia las sombras, es más, crean múltiples piezas artísticas y artesanales que lo que destacan son las sombras. Por lo mismo, en el “Elogio de la sombra” de Tanizaki dice extrañarse de que occidente vea este elemento como algo negativo, no bello, incluso maligno. Para mí la noche es inspiradora y dominada por lo oscuro, por lo que apunté en esta trilogía justamente en rescatar lo bello a través de una mirada subjetiva y no normalizada de la noche.

 

Entiendo que eres editor de una revista dedicada a visibilizar la fotografía chilena emergente, ¿cómo este trabajo se relaciona con tu obra, donde se cruzan?

Las publicaciones de las obras en Chile para alguien emergente, son difíciles de lograr debido a la falta de contactos, canales de difusión o recursos económicos que pueden limitar el trabajo del fotógrafo a la hora de publicarlo. Puedes realizar una autopublicación como lo hice yo, pero si no tienes los suficientes fondos, siempre serán ediciones limitadas, por lo que dar a conocer un trabajo emergente se hace sumamente difícil. Bajo esta premisa, mi propia experiencia al respecto, carencia de fondos públicos y bajo el contexto de la pandemia que hizo cerrar aún más las puertas a este sector de la fotografía, nace revista y galería virtual RESET. Nuestro objetivo principal es convocar a fotógrafos emergentes con el fin de dar visibilidad, difundir e impulsar proyectos o series de fotografías por medio de nuestras plataformas (galería virtual y revista digital e impresa). Somos un medio autogestionado e independiente.
En conclusión, mi obra no se cruza en cuanto a temática, sino que a experiencias considerándome un fotógrafo emergente, lo que me motivó a reinventarme y crear un espacio para que todos los fotógrafos con un excelente trabajo tengan la oportunidad de visibilizar su trabajo.