Entrevistas

Carola Hermosilla

por | Feb 10, 2022

Carola Hermosilla G. (1992; Santiago, Chile) Artista Visual, Licenciada en Artes Visuales de la universidad UNIACC (2020), centra su trabajo en la investigación teórica y la exploración crítica de la imagen digital, su circulación y efectos entre humanos/cuerpos orgánicos y tecnología. En él se formula una intención antropológica que concibe a las imágenes como arqueologías próximas del ser contemporáneo.

Entiendo tu trabajo como una exploración antropológica que hace presente los efectos de una circulación e interacción entre hombre máquina, entre cuerpos orgánicos y cuerpos tecnológicos. La pregunta es ¿de qué naturaleza y cómo se da este diálogo con las máquinas desde la imagen por supuesto? ¿qué dicen tus hallazgos?

Viendo a la historia del arte (y de las imágenes) paralela a la historia de la humanidad, no solo el arte como concepto Arte, sino que todas las manifestaciones estéticas, y asumiéndolas también como resultado “imágenes”, éstas denotan no solo el contexto histórico en el que se encuentran, sino que también, la “conmoción” o la inquietud, la afección que generan en el espíritu – o bien psiquis – de su creador. Un ejemplo no tan distante en la historia del arte es la aparición del cubofuturismo u otros movimientos de vanguardia en la revolución industrial. La experiencia con el mundo hoy, y los otros, está mediada por la interfaz tecnológica. Actualmente nos encontramos en la era de la imagen digital, como la designa José Luis Brea, por lo tanto es consecuente que las manifestaciones estéticas hoy provengan en uso de softwares y aparatos tecnológicos como soporte, herramienta y obra misma, y con ello la imagen digital, a favor o en contra, de manera crítica.
Hace más de un par de años, nos encontramos con prácticas, por ejemplo, como la Selfie, que no solo revolucionaron la manera de concebir la fotografía hacia lo post fotográfico, como señaló Fontcuberta en su momento, sino que, además, para mí, es crucial para comprender el comportamiento de nosotros, los humanos, hoy.
Ya no se trata de cómo somos conmovidos, afectados por el exterior, por esa naturaleza inmensamente bella y violenta en la que el hombre del romanticismo aparecía superado e insignificante. Estamos enfrentados hacia nosotros mismos, enfrentados a nuestra propia apariencia, en la eterna búsqueda de imponerse ante la naturaleza, y por sobre todo de superar además nuestras flaquezas y debilidades para conseguir no solo la optimización de nuestros cuerpos y mentes, sino que además la perfección, y con ello la inmortalidad y trascendencia.
La tecnología inevitablemente siempre ha interpelado a cuestionar nuestra propia condición como humanos. Esto último ha estado presente en mi trabajo de manera intrínseca, sea o no la finalidad de lo que me haya conmovido o buscado representar… Pertenezco a una generación (inicios de los 90) que ha sido testigo de la instalación de la web en el uso doméstico y del avance con una rapidez desmedida de la tecnología, es inevitable entonces estar influenciada por este medio y su contexto. Por lo tanto, para mí las imágenes y la forma en que se gestan son huella, vestigio futuro de lo que somos hoy, arqueologías próximas del ser contemporáneo.

Usualmente nos referimos a la cultura digital, como algo totalmente visual, pulido, liso, brilloso, que no tiene porosidad, pero en tus exploraciones hablas de la “háptico” ¿puedes describir cómo se da lo táctil en tus búsquedas y cuál es su relevancia?

Si anteriormente me referí a la imagen digital como huella del ser contemporáneo, y agregando a esto el hecho de que, la tecnología avanza hacia la optimización, es lógico que la meta de quienes hacen uso de las imágenes desde el mercado, por ejemplo, las imágenes de la publicidad, el cine comercial etc. sea conseguir una imagen tan referencial a lo que representa, que pueda ser incluso reemplazo de esta. La idea de estas imágenes es provocar el deseo, por lo tanto, su manera de producirse, su propia constitución debe pasar desapercibida. Phillip Dubois menciona el hecho de que en las imágenes fotográficas no puede ignorarse el acto su producción, la experiencia de la fotografía, y eso es lo que a mí me interesa, bueno esto y la constitución propia de la imagen. La fotografía no es solo un objeto/cosa ni una realidad abstracta, abstraída e independiente.
Implica cuerpos por tanto acciones, aparatos que inscriben la imagen y a la imagen misma. Su operatividad en la actualidad pareciera encontrarse entre dos puntos de tensión. Uno es su referencialidad como sustituta de aquello que representa y otro la casi completa develación de su constitución inscrita en su superficie imagen, esto como un versus entre resoluciones de pixel y aquello considerado por regímenes de alta definición como “error”. Este error, que puede provenir del movimiento en las imágenes, su ser difuso, devela que hay alguien, un ojo detrás de la imagen, no solo un ojo si no que un cuerpo, una persona que tiene intenciones, que tiene una objetividad.
La imagen deja de ser “transparente” como menciona Juan Pablo Concha, y comenzamos a ver además que tiene su propia constitución, que hay un aparato, por el cual se captura la luz, codifica y transmuta esa “energía”, esa experiencia de la imagen en algo otro, una cosa compuesta de píxeles.
Por una parte está la cuestión algo poética en mi trabajo, de tratar la fotografía, o la generación de imágenes, ya sea desde el dibujo, la pintura, etc, como un cuestionamiento de existencia, pero no cualquiera, sino que la mía, como humano, como mujer hoy, de reafirmar mi intención y mi autonomía, mi propia emancipación ante las imágenes, como productor de imágenes irónicamente, y también está la idea de demostrar que detrás de estas otras imágenes limpias que mencionas tú, también hay una objetividad, y no solo de referir y provocar deseo, si no que de ejercer control.

y sin embargo tenemos la percepción de que estamos en un espacio -tiempo-líquido, constantemente fluctuante, que tiende a la desmaterialización y materialización incesante…en este espacio ¿cómo te imaginas al artista contemporáneo? ¿qué dice tu experiencia desde la investigación?

Para mí, no solo la figura del artista, sino que “lo humano” está en crisis, y no lo digo solo yo, si no que vuelvo a citar a Concha al mencionar que con la técnica la condición humana aparece como problema y el sistema de representación materializaría su crisis. Y quisiera responder ahora utilizando como referencia a las tecnologías de inteligencia artificial, particularmente a las imágenes generadas por algoritmos, por las redes generativas de inteligencia artificial GAN, sobre las cuales, actualmente me encuentro investigando.
La particularidad de estas imágenes es que son creadas como resultado autónomo devenir del aprendizaje profundo de sus redes, sobre una base de datos de fotografías y distintas imágenes. Por ejemplo, están las GAN que “fabrican” digámoslo así, emulaciones de “fotografías” de personas inexistentes, que se ven tan reales como tú o yo, otras que fueron entrenadas para generar imágenes en base a gatos, otras de imágenes del arte, como pinturas abstractas, capaces de escribir sonetos, componer una pieza musical… Retomando el ejemplo de la revolución industrial, pero como cosa puntual en la aparición de la fotografía como tal, y el repudio si es que no pánico que generó entre los artistas que representaban la realidad mediante el uso de la pintura, con la tecnología de inteligencia artificial, en este caso, se problematiza la figura del artista / creador como se concibe hoy, o se ha concebido hasta hoy. Ya sabemos que después de la foto la pintura tomó otros rumbos y se liberó del yugo de la representación mimética, y que por su parte ya está asumida, en cierta medida, la muerte de la fotografía a partir de la post-fotografía, que entre comillas puede utilizarse como manera de encasillar las prácticas actuales que le suceden, pero la figura del artista, del creador, del hombre/mujer tras el pincel, tras el aparato fotográfico siempre ha estado presente. Todo ante nosotros es imagen, es cierto, pero no toda imagen es arte… o si ? actualmente no se si llamarlo problema, pero la situación de que en el espacio virtual son capaces de habitar cientos de imágenes, en el que las del arte por ejemplo, pasan desapercibidas o son asumidas como rarezas, no se sabe si es arte, si es meme, por ejemplo y ahí ya desaparece el autor, por el bombardeo de imágenes y porque en resumidas cuentas ya la figura del artista no importa, lo que prima es la imagen, la emoción que provoca al verla en la pantalla, y que es más que fugaz, es leve, simplemente se pierde. En cierta medida, para mí, es como siempre ha debido de ser, lo que prima es la emoción, la afección por la imágenes, es importante el autor claro, para conocer el contexto, el por qué, pero cuando pesa más quien y no la obra, para mí pierde sentido. Y bueno, para no perderme mucho quiero retomar la cuestión de las GAN, aquí aparece la crisis, ya no hay humano que genere las imágenes, no hombre/mujer detrás, todas las imágenes creadas por estas redes ya sean retratos, gatos, imágenes que quieren ser arte; no hay artista, no hay autor, no hay humano. Aplíquese al campo de las imágenes, del arte, como manifestación del contexto histórico.

En este proceso el concepto de obra también se ve alterada o resignificada, ¿cómo lo entiendes o lo has vivido tu?

De pronto me he encontrado en un punto en el que me cuestiono, ¿para qué? ¿Cuál es la necesidad? y he tenido mis tiempos largos, sobre todo ahora último, en que simplemente no produzco, como generador de imágenes o llámese artista, una obra. Y quiero aclarar que cuando me refiero a “generador de imágenes” la mayoría del tiempo en lugar de “artista”, no es en desmedro, entiendo y asumo el peso de las imágenes, asumo las obras también como productoras de sentido. Y bueno, si me cuestiono el porqué de producir, de crear es por lo mismo, porque asumo totalmente mi posición en un mundo en que estamos bombardeados de imágenes todos los días cada segundo y que en uso de la tecnología la producción artística se ha exacerbado al punto de perder la reflexión y se ha tornado en cierta medida, un tiempo en que la mayoría de los artistas hacen obra más por la necesidad de demostrar que están produciendo, de exhibir que hay un trabajo en proceso más por exigencia con sus pares o quienes siguen sus redes sociales, como para mantener la figura, el estatus, que se yo, y también se entiende porque ante tal vorágine uno siente que el sistema se lo come, que no hay visibilidad, que no hay trascendencia. Y menciono trascendencia porque me parece clave, las obras son las que trascienden, ahí está el acto de resistencia en la creación como lo mencionaba Deleuze. ¿Qué hacer en un tiempo en el que la experiencia está relegada a la superficialidad de una pantalla? Me parece por mi parte, que el aporte, es tratar de desentrañar e indicar estas mismas problemáticas. Buscar nuevas formas de creación y producción con una postura crítica, contra el sistema, pero inserto en el mismo haciendo uso de sus herramientas. El saber, el pensamiento crítico es fundamental para la emancipación y la administración de la autonomía.

sería super bueno aquí detenernos en algunos ejemplos notables (últimos trabajos con personas desaparecidas) para hablar del proceso que tu llevas a cabo, desde la recolección, reapropiación, resignificación, la recirculación,

Claro, aquí se ve como desde el mismo bombardeo de imágenes surgen singularidades que desde siempre han estado presentes en el pensamiento colectivo, por ejemplo, las imágenes de las que se funda el proyecto que estamos viendo, sobre todo el de nuestro país que tiene una carga histórica más que potente con respecto a la desaparición. El proyecto sobre personas desaparecidas en Chile que llevo a cabo desde 2019 comienza a partir de esta inquietud por la acumulación de imágenes en el espacio virtual, muy similar a lo que sucede en las calles de la ciudad. Me encontré de un momento a otro acumulando imágenes encontradas en la calle que me llamaran la atención, pero que provinieran de fotografías, ejemplo de esto son las capturas de cámaras de vigilancia exhibiendo a posibles ladrones de tiendas, anuncios de cosmética caseros y afiches de mascotas perdidas hasta comenzar a encontrarme con avisos de personas desaparecidas, con las que no pude evitar sentirme conmovida. Lo que partió como una operación de apropiación como reciclaje, a modo de crítica del sistema actual de las imágenes, terminó siendo una cuestión más interna en cuanto a lo humano y su condición, usando como analogía el mismo operar de las imágenes. El encuentro del desaparecido como arqueología, permite que su mirada sea devuelta, desde las calles hacia tránsitos virtuales, interpelando como un otro, enunciando como irremediable su desaparición (de la humanidad). El digitalizar estas imágenes, y que luego sean asimiladas y reconstruidas por modelos generativos invita a dicha reflexión.

siguiendo con la pregunta anterior, explicito que no te conocí en ninguna exposición que realizaste, ni catálogo, sino que nos conocimos gracias a la circulación de Instagram!, ¿es Instagram un dispositivo de experiencia?

Instagram actualmente es una plataforma que contiene una cantidad inmensa de imágenes de artistas y sus obras, incluso, muchos la han utilizado como soporte de obra o bien la obra misma. Incluso para responder y participar de convocatorias se solicita indicar el nombre de usuario en Instagram, se utiliza además como portafolio etc. Desde ese punto es un tanto confuso el asimilarlo como un dispositivo de experiencia, al menos de experiencia estética, puesto estas obras o sus registros conviven con millones de otras imágenes en el mismo espacio. Instagram en este caso permite ser parte de la experiencia de la acumulación, en el que se homogeneizan todo tipo de imágenes para ser consumidas y olvidadas. Ya comenté anteriormente que por esta misma manera de visualizar resulta difícil distinguir las imágenes del arte de las del meme si es que uno no está habituado a las imágenes del arte. No es una plataforma para consumir exclusivamente arte, a no ser que solo sigas cuentas de galerías, museos y artistas, entonces creo que no se adquiere una posición concreta ante lo que se está viendo. Al acudir a un museo, por ejemplo, o al contemplar una pieza u obra de arte en el espacio físico, hay una intención, uno automáticamente, creo, se entrega a lo que está experimentando a través de la mirada para entrar al plano reflexivo, para dejarse afectar por ello o no, uno decide. Con Instagram me pasa que siento que esto no sucede, no hay un diálogo entre uno y la obra. La experiencia es tan superflua como estar haciendo scroll en la pantalla mientras se está sentando en el baño. Por otra parte, Instagram ha permitido que el arte esté al alcance de todos e invada el espacio cotidiano en escenas como las que acabo de mencionar. A fin de cuentas, siempre va a depender de la postura que uno tome ante lo que está experimentando, y de si vale la pena o no darle por ello tiempo a la reflexión.

Quizás en ningún otro contexto como en el juego el azar siempre está siendo resignificado, ¿qué valor tiene y cómo está presente el azar en tu trabajo?

El azar en mi trabajo es fundamental. Creo, que toda obra de arte, en realidad la vida misma está siempre sujeta al azar. Me parece que nunca, jamás tendremos control sobre las cosas, sobre todos sus aspectos. Tratar de controlarlo todo me parece una pérdida de tiempo, mejor dicho, una lucha perdida. Sin embargo, creo que al entregarse al azar, se puede, de alguna forma quizás llegar a la esencia de lo que somos, de qué estamos aquí participando, influyendo pero siendo también profundamente influenciados por lo que ocurre más allá, fuera de nosotros. Por eso me gusta también, de alguna forma, entregarme a la experiencia de los aparatos y dejar también que esta cosa de crear imágenes, de hacer obra sea lo más azarosa posible. No solo soy yo capturando una fotografía, sino que está mi ojo, mi objetividad trabajando en conjunto a la objetividad de la máquina. Hay una intención, y como veo los posibles resultados que espero y visualizo en mi pensamiento, pero la máquina fotográfica, por ejemplo, no es mera herramienta, ella entrega también su “voluntad” por así decir, en el resultado imagen. Claro, responde a ciertos parámetros, se sabe que hay un tiempo de obturación, etc., pero me interesa que se denote que en sí misma tiene un peso. Lo mismo sucede con los modelos generativos, yo entrego una imagen que sin andar buscando me topé en la deriva, caminando en la calle a tal lugar, o mirando facebook, insisto sin andar buscando pero que me toca, que responde a lo que estoy investigando y como te comentaba la digitalizo o la descargo, la ingreso al modelo generativo y veo que sale, que pasa después con esa persona retratada en la imagen inicial, que termina siendo otra cosa, ya no es la misma persona, es una copia que ni siquiera sé ya si es copia, es lo que la máquina entendió de lo que yo le di, y así… por eso también hay tantas pausas entre una imagen y otra, es un trabajo lento, y me gusta que sea así, poco consecuente con el ritmo de este tiempo, que pese a ser un trabajo soportado por la tecnología y en torno a la misma, tarde años en los que encuentro, acumulo, tomo distancia, dejo que la máquina haga lo suyo, etc… no sé en que vaya a terminar tampoco o quizás sí en algún momento este trabajo de los desaparecidos o mi obra en general, … quizás eso pase cuando yo ya no exista. El azar rige mi existencia.